Soy Argentino [REFLEXIÓN] - D.M.V.

Soy Argentino [REFLEXIÓN] - D.M.V.

Corría el año 1997 y por casualidad llegó a mis oídos una melodía folklórica de una joven. Me puso a pensar. A partir de ahí cambiaría muchos de mis pensamientos. Fue la primera vez que me puse a pensar en mi identidad.
Esa joven era Soledad Pastorutti, “La Sole” en aquellos tiempos, y estaba cantando un tema llamado “Pilchas Gauchas”. La letra no era de ella, pero gracias a ella pudo llegar a mi mente una de las frases que más me impactaron en aquellos años. Yo todavía no había conocido nada de nuestro folklore; no sabía ni siquiera que había pasado bien en nuestros 200 años de historia nacional. Eso sí, sabía que Jimmy Hendrix había estado en Woodstock, que los temas del álbum negro de Metallica eran 12 y cuáles eran los nombres de los 4 grandes de Abbey Road.
La frase de “Pilchas Gauchas”, la recuerdo siempre perfectamente:

“…Que cultivemos la música
de algún lejano país,
seguro que no es pecao´
si conozco la de aquí.

Pero si ando musiqueando
el canto de otro lugar,
sin conocer un Estilo,
una Vagüala, un Balseao´,
guacho de nuestra cultura,
extranjero en su lugar…”

Pero lo ideal tendría que haber sido que con mis 13 años de aquella época, ya transitando la secundaria, pudiera hablar de todos mis gustos culturales extranjeros con la misma propiedad que de todos aquellos que hacen e hicieron la cultura argentina. Tal como lo dice la canción.

Pero claro, estamos orgullosos de mostrar los derechos de autor del colectivo, el dulce de leche y la birome; como si un “invento” pudiera distinguir a una sociedad en medio del resto de comunidades del planeta.

A no confundir. Por escuchar o conocer algo de folklore no es que somos más Argentinos. Es todo relativo. El nacionalismo en nuestras tierras es un concepto curioso y hasta disparatado. Me incluyo. La mayoría del tiempo, los argentinos ignoramos o somos indiferentes, incluso hasta despreciamos lo nuestro o lo que debiera serlo. Sólo aparece un fervor patriótico en situaciones como cuando recordamos lo sucedido en Malvinas, en la Dictadura Militar o cuando algún país limítrofe pretendía “apropiarse” de algún elemento de nuestras tierras. O claro, el momento en que somos más nacionalistas que nadie: cuando vemos nuestros colores patrio en alguna competencia deportiva (porque para los deportes SI somos nacionalistas).

A estas alturas pareciera que el resentimiento hacia lo foráneo es el único pilar de nuestro nacionalismo. Si no hubiera rencores con países limítrofes o con países con quienes hubieron conflictos graves (llámese Inglaterra o España), ¿a qué se reduciría nuestro sentimiento nacionalista? Sencillamente creo que no existiría. Bah, un poco quizás sí. Pero no quiero ser extremista. Los extremos no son buenos y eso lo podemos comprobar en nuestro día a día.

Supongo que este sentimiento nacionalista escaso o nulo por parte de nosotros viene dado por nuestra identidad. Porque la identidad de un país o una sociedad, somos su gente. Las personas que las componemos. Y como identidad, los argentinos tenemos una huella digital bastante difusa. Un crisol de razas. Una ensalada de frutas. Apenas ayer nuestros antepasados bajaron del barco, y hoy estamos con un pié en hábitos extranjeros y otro pié en el aire, buscando hacer una huella.

Parecería ser que nuestra identidad nos avergüenza, o que siempre estamos buscando nuestra propia identidad en un algún otro lado.

“…Nada mas argentino que un gaucho. Nada más argentino que el tango. Nada más argentino que nuestros indígenas del norte. Nada más argentino que nuestros pingüinos del sur.
Pero ya Sarmiento despreciaba al gaucho, por tildarlo de pendenciero y poco afecto al trabajo. El tango es para viejos melodramáticos. Los indios del norte, mejor que se vuelvan a Bolivia. Y los pingüinos que sigan camino a la Antártica…”

Es una paradoja: nos llenamos la boca cuando hablamos de las riquezas de nuestro país, de la economía, cantamos con nostalgia “Mi Buenos Aires Querido”, gritamos con furia el gol del Diego contra los Ingleses; pero si analizamos fríamente todo esto se reduce nada más que un fenómeno propagandístico y televisivo. El nacionalismo estricto no existe, al menos no en nuestra población. Ojo, no sé si quisiera tampoco que existiera, repito, pienso que los extremos no son buenos.

Quizás sea porque las manifestaciones culturales vivas de nuestra patria no las sentimos como nuestras. Y precisamente porque no las sentimos como nuestras, no las practicamos.

En el colegio cantamos el himno, y quizás no nos hemos sentido identificados con su letra; no sabemos bailar una chacarera o un tango. “Eso es para los norteños” solemos decir. “Me encanta el Rock Nacional” acotamos siempre, cuando sabemos en nuestro interior que no existe el “Rock Nacional”, porque simple y llanamente el Rock no es Argentino. En todo caso lo que nos gusta es el Rock en castellano. Pero eso daría para otro tema de conversación.

Creo que de un modo constante buscamos negar lo que nos representa porque sentimos vergüenza de aquello que nos identifica del resto de las culturas del mundo; y entonces nos apropiamos de identidades ajenas, orgullosos de nuestra falsificación.

Y lo digo yo, que prácticamente adoro más las manifestaciones culturales de otros países que las de mi país, lo confieso. Aquellos que me conocen saben mis gustos particulares y mis preferencias. Pero debo decir que conforme he crecido, a partir de aquellas “Pilchas Gauchas” más me he acercado y me he interiorizado en nuestras costumbres y en mi identidad como argentino.

Supongo que todo esto es lo que nos une: el hecho de ser una ensalada de fruta de lo más variada.

Pero, bien en el fondo, en nuestros corazones, con la mirada alta, siempre existe un aire de orgullo por responder: “Yo…, Argentino”.

1 comentario:

  1. Bella y muy emocionante tu reflexión del "Ser ARGENTINO"... estoy segura en afirmar que un gran porcetanje de compatriotas nos identificamos con ella, sentimos la misma afinidad, la misma creencia y estamos aprendiendo en el día a día a querer más y más a NUESTRA TIERRA, por medio de su historia, cultura supervasta y representativa de otras culturas y admirada por otras naciones (muchas veces por nosotros no).
    En éste 25 de mayoa de 2011, cumpliendo nuestros primeros 201 años de historia, me gustaría compartir ésta magnífica reflexión que tanto nos representa... FELICITACIONES!!!!

    ResponderEliminar